La osteoporosis puede atacar a los pies de dos maneras. Por un lado, los huesos que forman el pie pueden verse afectados de manera aislada por esta reducción de la masa ósea, lo que puede acarrear debilidad al andar, dolor y sensación de pérdida del equilibrio. Esto no suele darse con mucha frecuencia, ya que la osteoporosis tiende a ser de carácter general —afecta a todo el cuerpo por igual—.
La otra opción, y la más común, es que un debilitamiento óseo del sistema esquelético acabe repercutiendo en tus pies de manera indirecta. Muy habitual cuando, debido al exceso de porosidad, se producen fracturas en la cadera u otras zonas que condicionan el andar. Básicamente, la osteoporosis debilita los huesos y estos se rompen con más facilidad, y eso produce un desbalanceo de las articulaciones adyacentes.
En cualquier caso, la osteoporosis debe ser tratada y necesita de un seguimiento y atención profesional, de lo contrario podrían producirse fracturas con consecuencias crónicas de por vida.