Lava tus pies diariamente con agua templada -entre 32 y 35°C- para evitar quemaduras. Ten en cuenta que la piel demasiado blanda o macerada es mucho más débil, algo fatal en los pies de diabéticos, por lo que no debes lavarlos durante más de 5 minutos. Además, debes utilizar una esponja y jabón especiales para diabéticos -si es posible- y realizar movimientos suaves.
Sumado a esto, intenta mantener los pies cálidos en todo momento, ya que esto incentiva la circulación sanguínea.