Lo más habitual, cuando una persona tiene los pies siempre fríos durante largos periodos de tiempo, es que sea por deficiencias relacionadas con la circulación sanguínea. Y es que la sangre es la encargada de regular la temperatura de nuestro cuerpo y proporcionarnos calor.
Así pues, cuando la sangre no circula bien y le cuesta llegar a la extremidad, es cuando se produce esa sensación de frío constante. Esto puede darse por diversas causas, la mayoría de ellas fácilmente solucionables -como veremos más adelante-, aunque también puede deberse a un problema de estrechamiento y obstrucción de las arterias, síntomas de la arteriopatía periférica o la enfermedad de Raynaud.